“Garibaldi en Corrientes” es el título usado frecuentemente por historiadores y literatos de esta provincia. Es una frase que expresa el asombro de encontrar en esta parte del país al héroe de batallas en Europa y Sudamérica.
Giuseppe Garibaldi estuvo en la provincia de Corrientes en 1842. Durante su estadía atravesó los pueblos de Esquina, Goya y Santa Lucía hasta llegar a la ciudad capital.

De su paso por esos lugares quedaron relatos que fueron recogidos por el historiador Manuel Vicente Figuerero en una obra publicada en 1915 “Garibaldi en Corrientes. Aventura romancesca del héroe. Narrativa histórica”. Este trabajo integró el libro “Del Plata al Tíbet. Por la Italia, por la raza, por la humanidad”, cuya venta fue a beneficio de la Cruz Roja Italiana, una prueba de los lazos fraternales con esa nación. Tomamos específicamente sus relatos porque fueron escritos en tiempos más cercanos a los hechos y por un historiador santaluceño, y podríamos conjeturar que plasmó en las hojas el relato que, en esa época, todavía estaba en boca de los pobladores o lo había escuchado desde su juventud.

Recordemos que Garibaldi tuvo que exiliarse de Italia, en 1836, porque participó del motín organizado por Mazzini para lograr la unidad del país y fueron derrotados y sus cabezas tenían precio. Así, en 1837 llegó a los Estados del Sur del Brasil donde se estaba librando una lucha para logra la independencia de los mismos del Imperio de Pedro II. Garibaldi se unió a los separatistas, liderado por Bentos Gonçalves da Silva, y denominados Farrapos. Al mismo tiempo, en Uruguay se libraba una guerra civil entre los Colorados, al mando de Rivera y los Blancos comandados por Oribe. En esta última intervino el Gobernador de Buenos Aires a cargo de las relaciones exteriores de la provincias Unidas del Río de la Plata, tal era el nombre de la Argentina entonces. Las provincias del litoral estaban en contra del gobierno de Rosas. Estas circunstancias políticas y militares que relacionó a los tres países trajeron a Garibaldi a Corrientes.
Oribe había vencido a Entre Ríos y Santa Fe y la única provincia litoraleña que se mantenía en pié contra Rosas era Corrientes. En 1841, Rivera firmó con Bento Gonçalves un “acuerdo de mutua ayuda” al que se incorporó Pedro Ferré, gobernador de Corrientes. Por él, Rivera mandó caballos a los farrapos y éstos mandaron al nizardo con sus buques en la guerra contra Rosas. Garibaldi fue a Montevideo a ponerse a las órdenes de Rivera y allí se casó con Anita en la iglesia de San Bernardino.

La derrota naval en Brasil y este Acuerdo son los que traen a Garibaldi a Corrientes: en 1842, Garibaldi asume el comando de la flota de Uruguay y realiza una expedición para el control del Río Paraná y apoyar a la provincia de Corrientes.

La misión de Garibaldi era: llegar a Corrientes unas 600 millas (1.100 Kms) de Montevideo, para reforzar militarmente a esa provincia sublevada y crear, de ser posible, una fuerza fluvial capacitada para dominar buena parte del Paraná, con el propósito de interceptar el cruce de tropas de Santa Fé y Entre Ríos en auxilio de Oribe, cortar todo comercio con bandera entrerriana, santafesina y bonaerense, hacer el corso cuando fuera prudente, proveer de pólvora y mercaderías al gobierno de Ferre y crear en el litoral un estado de zozobra, debilitando el poder de Rosas.

Rosas, en conocimiento de la situación, envió al Almirante Guillermo Brown para interceptar a las naves de Garibaldi y el 16 de agosto de ese año se enfrentan en Costa Brava, paraje frente al departamento correntino de Esquina: Brown esperaba que ingresara por el río Uruguay pero Garibaldi remontó el río Paraná y fue alcanzado en el límite de las provincias de Entre Ríos y Corrientes.
Luego de sufrir la derrota, Garibaldi incendió sus naves, llegó a la costa correntina y comenzó un derrotero por la provincia: Esquina, Goya, Santa Lucía hasta llegar a la capital correntina.

Es en Santa Lucía de los Astos , donde la lugareña Lucía Esteche protagonizó uno de los tres romances de Garibaldi, reconocidos por los escritores más difundidos en la Argentina, junto con el de Anita, la mujer brasileña que combatió a su lado y se convirtió en su esposa y fue la madre de cuatro de sus hijos, convertida en protagonista de varias novelas; y, anteriormente Manoela Ferreira, sobrina de Bento Gonçalves.

“Llegó el día de la partida, que sería eterna, la que dio margen a una despedida sentidísima y emocionante. En aquel momento supremo el desconocido la estrechó entre sus brazos, y le prometió no olvidarla en el resto de sus días, y añadió que, en su oportunidad, le haría conocer el apellido que debía llevar el hijo o la hija de sus amores....”
Lucía había tenido una hija y esperaba la promesa que le había hecho el padre para poder bautizarla. Un emisario de éste llegó y le dijo que su apellido se encontraba escrito en la puerta de la vieja iglesia parroquial. Trasladándose hasta allí, encontró grabado el nombre “José Garibaldi” y la niña fue bautizada como Margarita Garibaldi. En 1873, la Iglesia se restauró y al descubrirse el nombre de Garibaldi en la puerta maciza, la misma fue retirada y llevada a Goya, desconociéndose su paradero y se cree que se haya enviado a un museo de Italia.

Los pobladores de la aldea de Santa Lucía –prosigue Figuerero- sabían que Garibaldi nunca se olvidó de la hija que crecía en ese lugar y por intermedio del Agente Consular de Italia en Goya le enviaba periódicamente una pensión. Hasta le llegó a pedir que se trasladara a su isla Caprera para estar con él, pero Margarita se había casado por lo cual prefirió quedarse. Margarita Garibaldi cambió su domicilio a una estancia de Sauce, con su esposo, donde falleció en 1884.

La historia del romance, abordado desde el estilo narrativo, encuentra un lugar cómodo desde dónde describirse e inscribir los sucesos reales del pasado. Es el relato del romance de Lucía Esteche con Garibaldi más cercano a los hechos acontecidos, recogidos y compaginados por un historiador del lugar y dados a conocer con el género de narrativa. No podemos saber si la elección del tema por el autor fue casualidad, o el hecho de que Lucía Esteche pertenecía al mismo pueblo que el autor, tuvo que ver en ello. Lo que sí se puede afirmar es que este relato reúne las características de una novela histórica y, con ello muestra otra faceta de Manuel Vicente Figuerero, historiador y bibliógrafo correntino.

Garibaldi había dejado Santa Lucía porque recibió la orden de reunirse con el gobernador Pedro Ferré, en la ciudad de Corrientes, y hacia allí se dirigió. El escritor Aldo Grasso escribió que durante su permanencia en la misma, se instaló en la casa de galería que pertenecía a una dama de apellido Amarilla, y que existía donde hoy es el Hogar de Niños de los Salesianos. En esa época, la calle se llamaba Independencia, hoy es Carlos Pellegrini entre las calles Mendoza y San .Juan.

Ocurrida la muerte de Garibaldi el 2 de junio de 1882 en su isla de Caprera, los periódicos correntinos se hicieron ecos de los honores a su funeral realizado en diversos países de América. En la ciudad de Corrientes, la colonia italiana organizó las celebraciones el día 23 de junio y entre los actos previstos estaba: un funeral cívico en el Teatro Vera con la presencia de autoridades provinciales y de las asociaciones española e italiana, palabras del Dr. Torrent y otras en italiano a nombre de la colonia y la sociedad italiana y una procesión cívica que se disolvió frente a la casa habitada por Garibaldi después de la batalla de Costa Brava, en la calle Independencia.

Bibliografía
1. General
* CRÓNICA HISTÓRICA ARGENTINA. Bs. As., Editorial Códex , 1983. Tomo 3, pág.271-274.
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2. Narraciones y novelas históricas consultadas sobre Garibaldi
DUJOVNER ORTIZ, Alicia. Anita cubierta de arena. Bs. As, Alfaguarda, 2003.
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